Coeducación


¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES COEDUCACIÓN?


La coeducación es el conjunto de contenidos, objetivos y estrategias de intervención educativa intencionada, desarrollados por cualquier agente educativo, con objeto de promover un desarrollo personal libre de la limitación impuesta por los estereotipos sin fundamentos y de producir cambios en el pensamiento, las actitudes, el comportamiento, la visión e interpretación del mundo en las personas, Se trata de prevenir, potenciar, compensar o erradicar aquellas desigualdades en los seres humanos que no tienen otra justificación que la inercia de la discriminación por razón de sexo propia de la cultura androcéntrica y patriarcal, de raza, de edad, de credo, etc... Hoy en día, con objeto de diferenciar el cometido de la lucha por la igualdad entre hombres y mujerescon el de otros tipos de esfuerzos educativos que luchan contra desigualdades, al esfuerzo educativo destinado a eliminar o compensar las desigualdades que tienen su origen en los estereotipos de género, se le denomina “atención a la diversidad de género” o "Igualdad de género", auqnue sigue siendo habitual la utilización del término coeducación para esta parcela específica de lucha por la igualdad..

* Al ser un concepto relativamente novedoso, la coeducación, entendida ésta a partir de ahora en este texto, como lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, se ha confundido muchas veces en su breve historia, con aspectos parciales de su ámbito de acción, condicionada por alarmas sociales o por las corrientes pedagógicas del momento que destacaban distintos hechos de relevancia social. Así pues, la coeducación no es sólo el acceso de la mujer a la educación (siglo XX), o la legislación de una enseñanza mixta (en varios intentos en el siglo XX y finalmente regulación de la misma a finales de la década de los setenta), o la igualdad de derechos y oportunidades. Tampoco coeducación es sólo la inclusión de la educación sexual en los contenidos curriculares (en la década de los ochenta y noventa, cuando los embarazos no deseados creaban cierta alarma social y se llegaba a pensar que la mera "información" sexual serviría de prevención). Ni se trata de otro valor a desarrollar (cuando se llegó a considerar como eje trasversal), ni de la eliminación de un leguaje sexista en la didáctica o en los libros de textos. También puede verse como coeducación el cambio de las relaciones intersexuales de dominio–sumisión por otras igualitarias. Por último, tampoco es coeducación, sola y exclusivamente, la lucha preventiva y paliativa contra el acoso o la violencia de género (que motiva en parte, a principios del siglo XXI, el Plan integral y el I Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres en educación).

* Una coeducación de calidad, desde un enfoque holístico e integral, debe asumir en sus contenidos todos los aspectos parciales mencionados, junto a otros como son la inclusión de las mujeres en las currículas (mujeres en la historia e historia de las mujeres), educación afectiva intersexual, la enseñanza del reparto de las tareas domésticas, la normalización e integración de alumnado con tendencias homosexuales, el desarrollo de nuevos modelos de masculinidad, la resolución pacífica de los conflictos, la no deserción de mujeres hacia carreras técnicas o científicas por razones de sexo, las medidas de discriminación positiva de género o el análisis y rechazo de estereotipos de género discriminatorios en los medios de comunicación, entre otros. Todo siempre dentro del marco de posibilidades y recursos que brinda nuestro sistema educativo basado en la apuesta firme y clara de nuestra constitución, que rechaza todo tipo de discriminación por razón de sexo, artículo 14, y la clara apuesta de nuestra comunidad autónoma por una educación que propicie la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, recogida en su I Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres en educación, aprobado en diciembre de 2005.


* El fin último de la coeducación es conseguir que el término pierda su vergonzoso prefijo, ya que, por propia definición, la educación habría de permitir el desarrollo integral de cada educando en todo su potencial superando las barreras de todo tipo, incluida la discriminación de género. Por tanto, la existencia del prefijo “co” viene a enfatizar el requerimiento de una intervención intencional desde un marcado carácter de corresponsabilidad comunitaria, en relaciones de cooperación entre personas de ambos sexos, con un enfoque contracultural y, a veces, con el necesario uso de estrategias de compensación de las desigualdades de partida.

“Co” de COMUNITARIO. Este enfoque nos lleva a reconocer la implicación de toda la comunidad en la gestación, la gestión y la transformación de los conflictos de género derivados de la falta de relaciones de equivalencia entre hombres y mujeres.

“Co” de COOPERACIÓN, en contra de la competitividad que hace hincapié en las diferencias tratando de establecer relaciones jerárquicas de mejor-peor o de superioridad e inferioridad entre los rasgos, con objeto de que unos dominen sobre otros. La cooperación favorece la riqueza de la diversidad y el trabajo colaborativo.

“Co” de CORRESPONSABILIDAD, aceptando que las desigualdades y las relaciones intersexuales de dependencia nos empobrecen como personas, seamos del sexo que seamos, correspondiendo a todos y a todas la superación de los obstáculos en las que se basan.

“Co” de CONTRACULTURA, teniendo en cuenta que, en la actualidad, la mayor parte de los “desvalores” culturales que difunden los medios de comunicación a la ciudadanía, entran en colisión directa con los que proclama la escuela, también en temas de igualdad de género, al estar sesgados por la socialización de género debiendo adoptar la educación presente y futura el rol de contracultura en cuanto supone desvelar, denunciar y formar al alumnado en valores universales y humanistas sin dejar que se desdibujen.


“Co” de COMPENSACIÓN, una vez comprobado cómo, en algunos aspectos, el trato igualitario hacia el alumnado de ambos sexos, es insuficiente para lograr que desaparezcan los efectos de las desigualdades ya que es demasiado el lastre provocado por la cultura sexista previa.

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